domingo, 16 de marzo de 2014

Absentismo forzoso


Faltó al trabajo cuando se casó, cuando su mujer dio a luz a cada uno de sus tres hijos, el día que enterraron a su padre, cuando operaron a su mujer de un mioma en el útero, el día de la boda de su hermano y nunca más, que él recuerde. Así que cuando el jefe de Personal le dijo: «Miguel, tienes que comprenderlo», él pensó: «¿Cómo voy a poder vivir sin trabajar? Y, ya ves, hace casi tres años y no entiende cómo podía trabajar sin vivir.      

©Manuel Navarro Seva


Nota: Leído en La Ventana de Millás el 23 de diciembre de 2005

4 comentarios:

La Isla de las Mil Palabras dijo...

Sin palabras...

Manuel Navarro Seva dijo...

Muchas gracias por pasar.

Josep Capsir dijo...

Vivimos en un mundo deshumanizado, donde el compromiso ha perdido valor. No puedes pedirle a un trabajador compromiso cuando lo consideras un número más. Yo soy de esos, de los que trabajan con fiebre, con vómitos o con una pierna rota; el destino me dirá si ese compromiso valió la pena o no.

Manuel Navarro Seva dijo...

Los tiempos y las leyes han cambiado. Ahora el trabajar es un lujo y al trabajador se le exige mucho más. Los despidos son más baratos y todo eso, dicen, sirve para crear más trabajo. Precario. Así que los tiempos en que las empresas daban buenas indemnizaciones por despido han pasado a la historia. Pero el compromiso del trabajador merece la pena, si no, ¿qué nos queda?