sábado, 16 de agosto de 2014

Notas sobre San Petersburgo (X). Museo Hermitage

San Petersburgo posee un lista inabarcable de museos. Para un turista que disponga de pocos días es imprescindible elegir teniendo en cuenta sus gustos y prioridades, pero marcharse de la ciudad sin visitar durante unas horas el museo del Hermitage es imperdonable.

El complejo arquitectónico del Hermitage consta de: el Palacio de Invierno, principal edificio del museo que fue la residencia oficial de los zares hasta la revolución del año 1917; el Pequeño Hermitage, situado junto al anterior, mandado construir por Catalina II; el Teatro del Hermitage, también construido por  orden de Catalina II; el Palacio Menshikov y el Edificio del Estado Mayor. Al llegar desde la avenida Nevsky y cruzar el arco del Estado Mayor nos encontramos con la Plaza del Palacio y, de frente, la fachada del edificio de dos plantas, de color verde y blanco y columnas con capiteles dorados, de estilo barroco isabelino, obra de varios arquitectos, pero principalmente de Bartolomé Rastrelli.

Conviene tener en cuenta que las colas para entrar, en especial, en temporada alta suponen una demora de alrededor de una hora. Actualmente se accede desde la plaza del Palacio —hace doce años se entraba por el lado del malecón del Neva— a un patio donde te encuentras dos filas, una para visitantes sin entrada y otra, muy rápida, para los que disponen de ella, bien porque vienen con un grupo organizado o porque la sacaron previamente por internet. El museo cierra los lunes.


Vista del Hermitage desde el Neva (foto de Manuel Navarro)
Entrada al patio de acceso al museo desde la Plaza del Palacio (foto de Manuel Navarro)
Sala del Pavo Real (foto de Manuel Navarro)
Patio interior (foto de Manuel Navarro)

Mosaico romano en la Sala del Pavo Real (foto de Manuel Navarro)
Vista del Neva y la Fortaleza de Pedro y Pablo desde el Hermitage (foto de Manuel Navarro)

El Hermitage dispone de una colección de más de tres millones de piezas compuesta por antigüedades romanas y griegas, cuadros y esculturas europeas, arte oriental, arte ruso, piezas arqueológicas, joyas o armas, entre otros objetos de arte. Su pinacoteca está considerada como una de las más completas del mundo, entre cuyas pinturas cabe señalar la pintura italiana de los siglos xiii al xix , con obras de Tiziano, Leonardo da Vinci, Rafael, Tintoretto, Veronés, Tiépolo o Caravaggio; la pintura española con autores como Goya, Velázquez, El Greco, Zurbarán, José Ribera o Murillo.

Rafael (foto de M. Navarro)
Leonardo da Vinci (foto de M. Navarro)

Bellotto (foto de M.Navarro)
Goya (foto de M. Navarro)
El Greco (foto de M.Navarro)
La pintura flamenca, con más de 500 cuadros de Rubens, Rembrandt —una de las mayores colecciones del mundo— y otros pintores; la pintura alemana, con artistas como Lucas Cranach, Ambrosius Holbein o Anton Raphael Mengs; la pintura inglesa con unos 450 cuadros y la pintura francesa de los siglos xv al xviii.


Una de las salas de Rembrandt (foto de M. Navarro)
Rembrandt (foto de M.Navarro)







Rembrandt (foto de Manuel Navarro)

Rembrandt (foto de Manuel Navarro)

Dispone también de una importante colección de pintura impresionista y expresionista, en especial, francesa —en la que se incluyen 31 picassos — con obras de Monet, Renoir, Pissarro, Cézanne, Gauguin, Matisse o Picasso; y alemana y rusa, entre la que cabe destacar a Kandinsky.


Picasso (foto de Manuel Navarro)
Guerin (foto de Manuel Navarro)


Matisse (foto de Manuel Navarro)

Paul Gaugin (foto de Manuel Navarro)
Después de visitar el museo conviene, si quedan ganas y fuerzas, pasear por el malecón del Neva, tomar una cerveza en uno de los quioscos y acercarse hasta la plaza del Senado para ver la estatua ecuestre de Pedro I, llamada también «El Caballero de Bronce». 

Caminando hacia la plaza del Senado (foto de M. Navarro)


2 comentarios:

Olga dijo...

Siempre he querido ir... Ahora aún más

Manuel Navarro Seva dijo...

Te encantará, Olga.