Ayer hablé por teléfono con el
fisioterapeuta. Le pregunté cuándo iba a comenzar con la rehabilitación de Manu
y me dijo que ya lo había valorado y que empezaría con él el próximo lunes. Me
interesé por cómo lo veía y qué pensaba hacerle. Después de contarme su plan de
trabajo, me habló de la contera del bastón, y comprendí que se refería a la
goma que va en el extremo que apoya en el suelo. Yo siempre pedí en la farmacia
o en la ortopedia «una goma de repuesto para el bastón» y nunca había oído la
palabra contera, así que la miré en el Diccionario de la Real Academia y leí
esto: «1. f. Pieza, comúnmente de metal, que se pone en el extremo
opuesto al puño del bastón, paraguas, sombrilla, vaina de la espada y aun de
otros objetos». Después de leer la definición me introduje en internet y
encontré una diversidad apabullante de conteras: de goma, de plástico,
antideslizantes, de diversos tamaños y formas, de material especial que se
agarra al suelo, a la arena de la playa, a las superficies húmedas de la
piscina, etcétera.
El problema es que la contera que
lleva el bastón de Manu está algo desgastada y se resbala en el suelo, algo deslizante, de la
residencia, y con la lluvia mucho más. Manu ha estado a punto
de caerse un par de veces por ese motivo, así que me ha recomendado el fisio que
se la cambie. De momento he ido a la farmacia y le he comprado una nueva que
parece de plástico, pero buscaré otra mejor en una ortopedia, una que tenga
mayor superficie de contacto y sea antideslizante. En la farmacia pedí esta vez
una contera.
©Manuel Navarro Seva
Madrid, 10 de octubre de
2014
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