Ahora solo se alimentaba de
ricachones, la muy víbora. Decía que
los pobres le daban pena y no tenían sustancia en la sangre. Yo le dije: «Será
por la crisis, no tienen ni para comer». Esta madrugada llegó nerviosa, cansada,
blasfemando. «¿Qué te ocurre?». «Estuve con un tipo que perdió todo en la Bolsa».
Así que le dio tanta lástima que volvió a casa sin morderle, se metió en la cama
y ni siquiera se cepilló los colmillos antes de acostarse. Habría dejado que me
chupase un poco el cuello, como en otro tiempo, pero ahora me daba miedo.
©Manuel Navarro Seva
Madrid, noviembre de 2008
4 comentarios:
Jo, nunca me habpia llamado un micro relato, pero este estuvo bueno, un beso
Gracias, Janet. Un abrazo.
Incisivo y directo. Muy logrado. Un exponente claro de micro donde el título da la clave y forma parte del mismo de forma indisoluble.
Un abrazo
Gracias, Isabel.
Un abrazo.
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