Vista paorámica de la bahía de Nápoles |
Antes de llegar a Nápoles, capital de la Campania, región de tierras fértiles, hicimos un alto para visitar el Palacio Real de Caserta, Un edificio barroco del XVIII que mandó construir Carlos III de Borbón al arquitecto napolitano Luigi Vanvitelli a imagen del palacio de Versalles. Merece la pena verlo por la amplitud de sus salas suntuosas y su contenido artístico. Los jardines no son lo que tal vez fueron antaño.
Después, visita panorámica al centro histórico de Nápoles, comida en grupo y llegada al hotel, situado en la plaza Garibaldi, cerca de la estación central.
Al día siguiente, una excursión opcional a Pompeya y Capri, que mi esposa y yo declinamos, pues ya conocíamos esos lugares. Permanecimos en Nápoles para patear la ciudad, visitar sus monumentos e iglesias (más de 400) y el Museo Arqueológico, donde se guardan la colección Farnesio, y la mayor parte de los frescos y mosaicos hallados en Pompeya.
Al día siguiente, una excursión opcional a Pompeya y Capri, que mi esposa y yo declinamos, pues ya conocíamos esos lugares. Permanecimos en Nápoles para patear la ciudad, visitar sus monumentos e iglesias (más de 400) y el Museo Arqueológico, donde se guardan la colección Farnesio, y la mayor parte de los frescos y mosaicos hallados en Pompeya.
Nápoles es una ciudad algo caótica y, según qué barrios, peligrosa, pero tal vez en todo ello resida su encanto. ¡Cuidado con la cartera!, nos advirtió la guía del viaje al llegar. Tenía razón, tuve la mala fortuna de que me robaran el billetero del bolsillo sin advertirlo, al poco de salir por la mañana del hotel. Esto nos complicó la jornada: denuncia en la comisaría, llamadas para anular tarjetas... Pero aun así quedó tiempo para caminar por la vía Toledo, visitar el Museo Arqueológico, comer unos spaghetti alle vongole en un buen restaurante del puerto, pasear por el Lungomare y subir el Castel Sant'Elmo con el funicular. Fantásticas vistas desde allí arriba.
El viaje continuó al día siguiente temprano con paradas en Sorrento, Positano, Amalfi, donde comimos, y Salerno. Preciosa la costa. Nos hospedamos en San Severino dos días y visitamos las Grutas del Ángel en Pertosa, y por la tarde, Paestum, ciudad grecorromana, con los templos de Hera, Neptuno y Ceres.