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| Adoración de los Reyes Magos (El Greco) |
El niño preguntaba cada mañana a su madre: ¿Cuántos
días faltan? Y acercaba un poquito más los tres reyes. Aquella noche del día 5,
los magos habían llegado hasta el umbral del pesebre. Se acostó temprano, como le
habían pedido sus padres.
A media noche despertó, oyó murmullos en el salón y
pensó, ¡ya están aquí! A pesar de lo que le habían advertido, se levantó y, a
oscuras y procurando no hacer ruido, se asomó al salón.
Los camellos seguían junto a la cueva, pero los tres
reyes no, se habían sentado en el sofá a descansar de la dura tarea y a tomar
un vaso de leche que él les había dejado con un poco de turrón. Después de ver
los paquetes junto a sus zapatos, volvió a la cama sin tocar nada, convencido
de que había sido bueno, y se durmió enseguida.
©Manuel Navarro Seva
Madrid, 23 de diciembre de
2004
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