Allá donde se encuentre, le deseo unas felices fiestas de Navidad y que sepa que la añoro y que me gustaría volver a saber de ella y de sus letras, y que deseo que se encuentre bien. Un abrazo, buena amiga.
Rescato parte de aquella reseña.
«Cosas que nunca confesé a nadie es
un excelente recopilatorio de cuentos y de cuentos muy particulares. No hay
sensiblería ni sentimentalismo. No hay aventuras épicas, trasfondos gloriosos
ni espeluznantes terrores.
Lo que sí hay es vida. De la de
verdad. De la que nos atraviesa. Uno, inocente, lee un relato sencillo, breve,
que, además, se lee con facilidad, llega al final… ¡Ah!, llega al final y
entonces cae en la cuenta de que se le ha adherido al alma la mirada triste de
un niño. Y uno, inocente, cree que podrá desprenderse fácilmente de esa
tristeza. Pero no, no es así. Y regresa sobre los pasos, vuelve a leer el
cuento, lo dimensiona de otra forma. O bien sucede que uno lee una historia
simple, cotidiana y, cuando menos lo espera, lo fantástico se adueña de lo
cotidiano, al mejor estilo cortaziano.
Te invade la desazón, la inquietud, ¿dónde está el límite entre lo real y lo
fantástico? ¿Existe tal límite?
Manuel Navarro Seva no escribe por
escribir: escribe porque tiene algo que decir. Lo dice. Y lo dice con arte y con
oficio. La estructura de los cuentos es limpia, nítida, fluye. La prosa, construida
con precisión de cirujano (o de ingeniero…) y con vuelo de artista, posee esa
maravillosa cualidad de ser literariamente compleja pero aparentemente
sencilla. Por eso sus cuentos se leen con facilidad.
Y a esto llamo literatura. De la buena».
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