lunes, 23 de noviembre de 2015

Manu (XIII). Cumpleaños

Fue este sábado pasado, pero lo celebramos el domingo en casa. El sábado estuvimos viendo el partido de tenis y después, el clásico de fútbol. Entre una cosa y otra dimos un paseo, pero el frío nos devolvió a casa antes de lo que pensábamos. Lo estuvieron llamando por teléfono y cada vez que colgaba contaba cuántos lo habían felicitado ya.
Hace unas semanas le pregunté cuándo era su cumpleaños y él dijo la fecha, pero no recordaba cuántos años eran los que cumplía. Se quedaba pensando, y respondía con una cifra menor. «No, Manu, son más», y volvía a fallar hasta que acertaba. A mí también me ha ocurrido alguna vez, no me acordaba de mis años, pero yo ya tengo muchos y es fácil perder la cuenta. Si nací en 1947, cuando llegue diciembre cumpliré 53 más los que llevamos de siglo.
El domingo vinieron sus hermanas y sus cuñados y sus sobrinos. Antes de comenzar a comer le dimos los regalos. Él les iba quitando el envoltorio y diciendo qué era cada cosa, y cuando los abrió todos, los metió en una bolsa de plástico y nos levantamos para ir a la mesa. Comimos cordero y cochinillo asados con patatas y ensalada, y de postre la tarda con los números 4 y 2. Antes de que llegaran a colocarla en la mesa, él volvió la cara y apagó las dos velas. Tal vez pensó que si no lo hacía así las apagarían sus sobrinos antes que él.
Por la noche, mientras lo llevaba a su casa en el coche, me contó el plan de la semana: «El lunes tengo informática; el martes, Spa; miércoles, informática otra vez; el jueves lo tengo libre y podré bajar a jugar al Candy; el viernes, batería; y el sábado vuelves a por mí». Al entrar en su habitación perdió el equilibrio, cayó de espaldas contra la pared y se deslizó hasta el suelo, no sé cómo ocurrió, pero al apoyar la mano se hizo una raspadura en la muñeca con el pico del rodapié. En la enfermería le pusieron Betadine, después le di un beso y me despedí de él.

©Manuel Navarro Seva

Madrid, 23 de noviembre de 2915

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