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El día que nos daban los boletines de notas en el colegio, mi hermano corría a mostrárselas a mi padre. Yo se las llevaba a mi madre. Por la noche, a la hora de la cena, ella ya se las había contado a él. El castigo era el mismo, pero el pronto se le había pasado.
©Manuel Navarro Seva
2 comentarios:
Esa era una de las situaciones más terribles y traumáticas de mi niñez. Si no fuera por las madres...
Las madres, siempre al quite. Gracias por pasar por aquí, Josep.
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