jueves, 20 de febrero de 2014

Viaje Rutinario

Piazza Navona. Imagen de internet
Lo primero que hago al levantarme es el café. Saco el cacillo de la cafetera italiana y lo lleno bien, me gusta muy cargado. Me siento y espero sin dejar de mirar la cafetera, y me imagino en una terraza de la plaza Navona. Luego recojo la cocina, pongo la lavadora y el lavavajillas. Paso la aspiradora por la casa y quito el polvo de los cuadros con el plumero, con mucho cuidado para no descentrarlos; me quedo un ratito contemplando la vista de la avenida Nevsky, el Fontanka helado a la derecha. En la habitación de mi hija le saco brillo con la bayeta a la torre Eiffel. Cuando hago mi cama, estiro bien el edredón nórdico para que no queden arrugas ni caiga más de un lado que de otro. Una vez estuvimos a punto de viajar a Lourdes con la parroquia, pero tuve que cancelar el viaje porque murió mi marido.

NotaLeído en el programa «10 líneas a Millás», de «La ventana», junio de 2004
©Manuel Navarro Seva

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