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Mientras confieso mis
pecados, el cura mira hacia abajo con la cara ceñuda; debe de ser grave,
pienso; pone las manos sobre mis hombros. Luego acerca su boca a mi oído y
susurra palabras que apenas entiendo. Puedo notar su mejilla cálida junto a la
mía. Me molesta sentir los pelos de su barba mal afeitada. Su mal aliento.
Acaricia mi nuca con mano sudorosa y dice que rece tres padrenuestros. Me
santiguo y regreso a mi sitio en el banco. Rezo mi penitencia. Cuando llego a
casa le pregunto a mi madre si es pecado no confesarse.
©Manuel Navarro Seva
©Manuel Navarro Seva
2 comentarios:
Genial micro. Saludos
Nelo, gracias por pasar. Saludos.
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