Mi padre solía afeitarse con una navaja de barbero.
Lo recuerdo con la camiseta blanca de tirantes, en el cuarto de baño, afilando
la navaja en una correa de cuero y enjabonándose la cara con la brocha empapada
de espuma blanca de jabón. Después de cada pasada limpiaba la hoja en un trozo
de papel de periódico. Cuando terminaba, se masajeaba la cara con zumo de
limón.
El día que murió, cuando llegué a la casa, mi madre
me pidió que lo afeitara. Cogí su brocha, su jabón y su navaja de barbero. Cuando
terminé, le pedí a mi madre que me trajera un limón.
©Manuel
Navarro Seva
5 comentarios:
Manuel tus microrelatos son fantásticos no me extraña que fuese seleccionado en más de una ocasión y leido por Millás, es todo un placer seguir tus textos. Ya tengo tu último libro, cuando lo lea te diré.
Un abrazo.
Gracias, San. Me alegra mucho que te gusten. Gracias también por comprar mi último libro. Espero que te guste y te sorprenda. Un abrazo.
PS.: Lo olvidaba. Me gustó tu guerrero Sioux. Dejé un comentario.
Hola , eres muy bueno contando cuentos breves Yo solo escribí uno que decia La princesa está triste ¿Que tendrá la princesa? ¿No lo sabes? es que el principe le salió rana. Antoniolarrosa.com
Muchas gracias, Antonio, por dejar tu opinión.
Un saludo.
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